En 1998 se ha celebró el 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, instrumento emergente de la segunda posguerra mundial, época de profundas reflexiones sobre la magnitud de los desastres causados por los conflictos bélicos. Para una ONG como ILSA – que tiene como uno de sus objetivos primordiales promover el respeto de los derechos humanos- presentar este libro a un año de la conmemoración, constituye un aporte en esa dirección. En este propósito nos colaboraron defensores de derechos humanos y académicos que analizan su eficacia; las organizaciones no gubernamentales que periódicamente evalúan el cumplimiento de las disposiciones de la Declaración y proponen nuevos temas y actores; las reflexiones de los activistas y el testimonio de los fundadores de grupos de familiares de víctimas, a quienes el dolor les ha dado fuerzas para luchar por sus familiares y por la sociedad en general.