
08 Abr 8 de abril, día Internacional de Oposición a los Alimentos Transgénicos
El Día Internacional de Oposición a los Alimentos Transgénicos se creó el 8 de abril de 2006, por iniciativa organizativa de cien organizaciones internacionales ubicadas en más de 40 países, con el propósito de visibilizar la imposición y la desinformación acerca de los riesgos y desventajas de los alimentos transgénicos o también conocidos como Organismos Genéticamente Modificados (OGM), en la salud de personas, animales y en el ambiente, incentivando la agricultura sostenible y la producción de alimentos libres de transgénicos.
Actualmente en Colombia se moviliza el Proyecto de Acto legislativo No 515 de 2025 radicado en la Cámara de Representantes, con el cual se pretende modificar el artículo 81 de la Constitución colombiana para prohibir el ingreso, importación, producción, comercialización, exportación y liberación de semillas transgénicas; proteger el derecho a sistemas alimentarios soberanos y autónomos; preservar diferentes ecosistemas, el suelo y el agua; garantizar modelos económicos y de comercialización justos y soberanos; amparar el derecho de las poblaciones rurales a cultivar la diversidad de semillas criollas, y defender la permanencia de las comunidades rurales en sus territorios.
El proyecto de modificación constitucional se suma a, por una parte, el reconocimiento como sujeto de derechos y de especial protección del campesinado mediante el Acto Legislativo 01 de 2023, que reconoció a las campesinas y campesinos de Colombia el derecho a la protección, respeto y garantía del acceso e intercambio de semillas y a la diversidad biológica, así como base fundamental de la producción de alimentos de estos. La importación y producción de alimentos transgénicos contraría el principio y derecho a la soberanía alimentaria, por lo que su prohibición en la Carta política es necesaria. De otra, a la garantía estatal del derecho humano a la alimentación adecuada, establecida a través del Acto Legislativo 01 de 2025, a partir de la cual la alimentación adecuada adquiere rango de derecho constitucional, se otorga prioridad al desarrollo sostenible y se establece el deber estatal de proteger y salvaguardar la biodiversidad.
En esta importante fecha compartimos con nuestras y nuestros lectores algunas voces de lideresas de procesos sociales rurales que acompaña ILSA:

Adelina Córdoba, MEPEMA, Chita, Boyacá.
«Los alimentos transgénicos son dañinos tanto para nuestra salud, como para nuestra madre tierra, acaban con nuestras semillas nativas y criollas, con nuestra identidad y con nuestra economía local al estar obligados a comparar los paquetes tecnológicos de las grandes multinacionales.
Debemos volver a cultivar ancestralmente, con prácticas como la agroecología, la permacultura etc., y cultivar para el auto sostenimiento desde nuestras casas sin agroquímicos y fortaleciendo el comercio local. Consumiendo alimentos sanos de nuestros territorios».

Blanca Ochoa, MEPEMA, Chita, Boyacá.
«Nos oponemos porque desde nuestras colectividades hablamos de cuidados y la producción de alimentos transgénicos destruye la espiral del cuidado, pues esta conlleva la alteración a la tierra y un gran daño a los ecosistemas, no podremos hablar de cuidado si lo que le damos a nuestros cuerpos no es natural y está genéticamente modificado.
Las comunidades tenemos la oportunidad de organizarnos, para resistir; rescatando y compartiendo nuestras semillas propias y limpias, sembrando con amor por la tierra y cuidado hacia todos los tipos de vida, educadonos, compartiendo experiencias y construyendo saberes juntxs».

Julieth Trujillo, ECOCUENCA LAGO DE TOTA. Tota, Boyacá.
«Los alimentos transgénicos son considerados de calidad inferior a los que se producen localmente, y su producción obliga a los productores a asumir técnicas y procedimientos agrícolas que no están adaptados a nuestro territorio, teniendo en cuenta que estos son introducidos por guías internacionales (Europa – EEUU) que se usan adaptados a sus estaciones, estaciones que no tenemos aquí, por lo tanto, terminan alterando los procesos en los ecosistemas.
Cuando se produce y consume local se toma como una medida de adaptación al cambio climático pues consumir local evita desgastes económicos y Ambientales ya que no hay necesidad de usar transporte (gran generador de emisiones) y entre otros».
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